Historia de Malpica de Tajo

 

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SOBRE LA CAZA EN VALDEPUSA

Transcribo un párrafo de don Fermín Caballero de su obra DESCRIPCIÓN HISTÓRICA, CRONOLÓGICA, ESTADÍSTICA Y TOPOGRÁFICA DEL MARQUESADO DE MALPICA, de 1825.

La caza es otro de los derechos señoriales que se conservó en la transaccion de 1563, y del que ha disfrutado la Casa hasta fines del siglo pasado. Dejó de usar de él sin duda por evitar las desagradables ocurrencias que en este tiempo ocurrieron; y al que han seguido las varias revoluciones políticas que todo lo han alterado y desquiciado. En este último estado se arrendaba la caza, que recogía el arrendatario con intervención de los Guardas. Valía por un quinquenio 5 000 reales al año, pero para sostener esta propiedad y en renta había algunos gastos. Se necesitaba un número mayor de Guardas, había que pagar a los labradores los daños que causaba la caza en sus sembrados y se abonaban a los guardas los animales que mataban. En 1795 se pagaron 230 reales por muertes de tres lobos, nueve zorras, cuatro gatos, ochenta y cinco culebras, y diferentes, milanos y búhos. En el estado actual de la Dehesa seria aun menos productivo este derecho; porque no puede haber abundante caza, donde no hay espesura, y donde se cultiva.

Las crónicas de las cacería regia, que se exponen más abajo, nos indican que las especies de caza, sobre todo la caza menor, se recuperaron en los siglos posteriores permitiendo que los resultados de las cacerías fuesen muy abultados.

CACECÍA REGIA EN MALPICA DE TAJO

Transcripción de un artículo del periódico " La Correspondencia de España " sobre una de las cacería Reales en Malpica de Tajo (1907)*


DE CAZA

MALPICA

Una de las cosas que se aprecian con los ojos y que más impresión me causaron de cuantas vi en mi vida fue la llegada á la hermosa finca de Malpica.

Al entrar en el puente de moderna construcción y aparecer ante mis ojos aquel castillo tan esplendido, situado sobre una plataforma altísima á cuyo pie el Tajo se deslizaba majestuoso en toda la extensión que la vista abarca, reflejando en sus aguas las torres de la fortaleza bañada por la Luna, sentí una impresión tan intensa, de tal modo me envolvió cuerpo y alma aquella inefable poesía y tan fijo quedó el recuerdo en mi memoria, que al evocar el nombre de Malpica aparece el castillo retratado en el espejo de mi pensamiento tal y como lo vi; sin que escape detalle alguno, sin que los años transcurridos hayan aminorado la intensidad de la impresión ni la pureza del recuerdo.

Y más tarde cuando los puentes levadizos nos franquearon la entrada cruzando sobre ellos el foso y contrafoso; al pasar bajo el matacán o botapiedras que los defensores del castillo colocaron allí para aplastar al que tratase de forzar la entrada y penetrar después al patio de la fortaleza subiendo por la escalera de honor en uno de cuyos muros se hallaba adosada la dulce imagen de una Virgen que parecía darnos la bienvenida, la imaginación nos transportaba a los gloriosos tiempos de la Reconquista.

El espectáculo que presencié al asomarme a una de las ventanas que miran al Tajo fue tan maravilloso que sería precisa la lira del gran Zorrilla para cantarlo; y las bellísimas estrofas de la serenata morisca parecían llegar hasta mí conducidas por el viento y entonadas por una voz imperceptible y misterios.

“Sultana hermosa de los jardines,
ramo de mirra, tazón de flores;
bajo la huella de tus chapines
nacen rosales, mirto y jazmines…”

Ya sé yo que a los espíritus fuertes, a los hombres prácticos, para los que no existe poesía comparable a un buen cocido, habrán de parecerle estas cosas producto de la imaginación de un loco; allá ellos y allá yo; que si es locura satisfecho estoy con ella.

Pero volvamos a Malpica.

Ocupa esta finca una extensión de terreno de unas 16 000 fanegas de marco real, estando destinada al cultivo de cereales y olivos, manteniendo con sus pastos ganado lanar y engordando cerdos con la bellota que producen las encinas del monte. Hay también una hermosa yeguada y unos 80 pares de mulas destinados á la labranza.

Entre los documentos existentes en el archivo del castillo, hay uno muy curioso que dice así, copiado á la letra:

"Por privilegio otorgado en Toledo por el Rey D. Pedro de Castilla, en 26 de mayo de 1357, fue concedido el señorío de Valdepusa a D. Giego Gómez, notario mayor del reino de Toledo, primer poseedor del señorío, concesión que fue confirmada en 12 de diciembre de 1374, por el Rey D. Enrique II. El segundo poseedor de dicho señorío fue D. Per Afán de Ribera por su matrimonio con doña Aldanza Gómez, hija del primer poseedor, sucediendo a D. Per Afán de Ribera, su hijo D .Payo de Ribera, mariscal de Castilla, del consejo de S.M. y regidor de la ciudad de Toledo, a quien concedió el Rey D. Juan II, en 1441, facultad de formar un mayorazgo, lo que efectuó en 16 de octubre de 1462. En 2 de marzo de 1599, se reconoció por el Rey D. Felipe el Piadoso el título de marqués de Malpica a don Pedro Barroso de Ribera, séptimo poseedor del mayorazgo, y por tanto, primer marqués de Malpica".

El castillo de Malpica parece ser obra del siglo X o principios del XI, indicando su arquitectura y materiales haber sido construido por los árabes, para que formase parte de una línea de fortificaciones con los inmediatos castillos de Villalba y Montalbán. La primera noticia que de la existencia del castillo de Malpica se tiene es del año 1307, que consta pertenecía, con la población de Malpica, al camarero de S.M., D. Fernán Gómez, abuelo del notario mayor D. Diego Gómez, primer poseedor del señorío de Valdepusa.

Castillo de Malpica a principios del siglo XX

La figura del castillo es la de un perfecto cuadro, con cuatro torres en sus ángulos y otra en la parte posterior. Las cuatro torres de los ángulos son macizas, y la situada en la parte posterior hueca, que por esta causa y ser la mayor se la denomina la Torre Hueca, la Grande o la del Homenaje. Las paredes y la torre son de mucho espesor, pero de tierra, excepto los ángulos que son de ladrillo. Torres y muros están coronados de almenas para su mejor defensa. Fuera de los muros hay una muralla exterior, también almenada, y más fuerte, rodeándola, un foso por tres de sus lados, y por el cuarto la baña el Tajo. La plataforma del castillo a 13 varas sobre el nivel del Tajo y la torre mayor se eleva 70 pies sobre el nivel de la plataforma.

La cacería

Invitados1) por el propietario de la finca, señor duque de Arión, asistieron, en compañía de S. M. el Rey2) y de S. A. el Infante don Carlos3), los señores marqués de Viana, condes de de San Román y Valdelagrana y duques de San Pedro de Galatino, Santoña y Bivona, comenzando a cazar después de visitar las dependencias y el castillo, actualmente en obra de reparaciones interiores.

El coto ha sido siempre notable por su cantidad y variedad de caza; y como hace dos o tres años que apenas se caza y está la finca bien guardada, la abundancia de perdices, conejos y liebres era extraordinaria.

Durante el día se hicieron seis ojeos, cobrándose las siguientes piezas: un águila real, 436 perdices, 377 liebres, 835 conejos y 8 palomas. Total: 1656 piezas.

Además el infante D. Carlos hirió un jabalí que entró en el último ojeo, y que no pudo cobrarse por lo avanzado de la hora.

Su Majestad el Rey cobró en un solo ojeo 44 perdices, 118 conejos y 35 liebres, lo que hace un total de 197 piezas. Esto es sencillamente asombroso, tanto por la cantidad de caza que allí había como por la destreza increíble del tirador. Porque suponiendo que en 197 piezas cobradas no invirtiera Su Majestad más que 250 cartuchos, lo cual es punto menos que imposible, demuestra que durante los veinte minutos á media hora que dura, como máximum, el momento álgido del ojeo, hizo el Rey tan enorme número de disparos con los cuales recogió cerca de 200 piezas. Y esto es tan extraordinario, que no sé yo si alguien se comprometería a tirar en el mismo tiempo, aunque solo fueran igual número de cartuchos que de piezas muertas, o sea 197, tirando al aire, es decir, sin gastar tiempo en apuntar y sin caer desvanecido en brazos de su cargador.

Pues en el ojeo siguiente, que fue de vuelvan caras, cobró el Rey 30 perdices, 85 conejos y 9 liebres; 124 piezas, que unidas a las cobradas en el anterior, suman la enormidad de 321 piezas en una postura y sin mover pies de un sitio.

Esta proeza de tirador4), no solo por la habilidad, la rapidez y la precisión, sino por la resistencia física que representa, confieso que la hubiera puesto en duda5), á no haber llegado a mí noticia por datos indiscutiblemente fidedignos.

Su Alteza el infante no tiró los conejos: solo 5 mató, dedicándose á las perdices y á las liebres y cobrando 75 de las primeras y 64 de las segundas.

El tableau del resto de los invitados fue el siguiente:


Invitados
Perdices
Conejos
Liebres
TOTAL
Marqués de Viana
24
43
36
103
Duque de Bivona
30
40
43
113
Duque de San Pedro
27
93
35
155
Duque de Santoña
49
80
33
162
Conde de Valdelagrana
31
86
31
148
Conde de San Román
19
81
34
134
Duque de Arión
23
61
46
130

El águila real la mató el duque de Santoña, y los guardas 14 piezas más que añadir a la creciente lista.

Un tiempo magnífico contribuyó á la esplendidez de esta cacería, que con tanta razón se llama regia, y cuyo extraordinario resultado ha venido a aumentar la justa fama de que goza desde los tiempos en que Carlos IV, el Rey cazador, mataba en ella los jabalíes y las perdices.

El hombre de los bosques.

Enlace al artículo original en la hemeroteca Biblioteca Virtual de Prensa Histórica .


Transcripción del artículo que publicó el periódico ABC sobre la misma cacería Real.

CACERÍA REGIA EN VALDEPUSA

Ayer se verificó la anunciada cacería regia en la dehesa que en el señorío de Valdepusa posee en Malpica el duque de Arión.

A las seis de la mañana salieron de la estación del Norte, en tren especial, S. M. el Rey y S. A. el infante D. Carlos con el marqués de Viana, el conde de San Román, el inspector de los Reales Palacios, Sr. Zarco del Valle, los duques de San Pedro y Bivona y el conde de Valdelagrana.

Por el ferrocarril de circunvalación se dirigió el tren Real á la estación de las Delicias, y por la línea de Malpartida á Erustes, donde salió á recibir á las Reales personas y á los demás invitados, el duque de Arión.

Los expedicionarios se dirigieron al cazadero, distante unos ocho kilómetros directamente y sin detenerse en el castillo de Malpica, par estarse haciendo en él obras de reparación.

En seguida empezaron los ojos, que sólo se suspendieron á la hora del almuerzo, verificándose éste al aire libre, aprovechando lo hermoso de la temperatura.

Al anochecer se dio por terminada la cacería, cuyo resultado fue verdaderamente extraordinario, pues entre las ocho escopetas que en ella tomaron parte mataron 1.655 piezas entre liebres, conejos y perdices.

Cacería Real de Alfonso XIII en Malpica de Tajo (1906)

A S. M. el Rey le correspondió una tercera parte de todo lo cobrado, pues mató 63 liebres, 156 perdices y 336 conejos, y siete varios, es decir, en total 562 piezas6).

Como fuera ya de noche cerrada, al regresar los cazadores; unos doscientos hombres, con antorchas iluminaron el camino desde el cazadero hasta Erustes.

El tren salió de esta estación con una hora de retraso, logrando, en el trayecto recuperar diez minutos, y llegando á la estación del Norte á las nueve en punto.

En el camino se sirvió el té en el tren.

En el recorrido desde la estación de las Delicias á la del Norte, un gran número de familias de los obreros que tienen sus viviendas en los barrios comprendidos en dicho trayecto salió, á pesar de lo avanzado de la hora y del frío que se sentía, al paso del tren que conducía al Monarca y le aclamaron.

A las nueve y cuarto entraron en el regio alcázar automóvil en un automóvil cerrado el Rey y el infante D. Carlos, y momentos después, en otro coche análogo, el marqués de Viana y el conde de San Román.

Los cazadores regresaron sumamente satisfechos de la cacería celebrada, que fue verdaderamente expléndida.

Enlace al artículo original en la hemeroteca de ABC.


Observaciones:

* Tuve conocimiento del artículo por cortesía de Arsenio Talavera Almendro, puseño y autor del libro "El Estado de Valdepusa y Malpica". Apuntes de una historia en común sobre un manuscrito inédito de D. Fermín Caballero. He encontrado noticias publicadas de otras cacería regias en el pueblo: Una celebrada alrededor de mediados de enero de 1911, otra a finales de enero de 1914 y una tercera, ya en la democracia, en 1976.

(1) Añadimos algunos datos sobre los invitados a la cacería para hacernos una idea de "por donde van los tiros":

- El Marqués de Viana: José de Saavedra y Salamanca fue jefe del palacio real desde 1870 hasta su fallecimiento en 1927, era amigo íntimo del Rey Alfonso XIII y cómplice de sus juergas y correrías amorosas, fue el fundador del Real Automóvil Club de España, RACE.

- El Duque de Bivona: Tristán Álvarez de Toledo y Gutiérrez de la Concha era uno de los cuatro secretarios del Palacio del Congreso en la coronación de Alfonso XIII tras su mayoría de edad. Fue senador por Granada y después senador vitalicio. Su hermana y sucesora Silvia Álvarez de Toledo y Gutiérrez de la Concha se casó con Manuel Felipe Falcó y Osorio que en 1906 accedió al puesto de Mayordomo mayor de la Casa Real.

- El Duque de San Pedro de Galatino: Julio Quesada Cañaveral y Piédrola era un empresario, diputado y emprendedor que entre otras obras promovió el trazado de la carretera que sube a Sierra Nevada, construyó el Hotel Alhambra Palace, establecimiento de lujo situado en las inmediaciones del palacio nazarí e inaugurado por Alfonso XIII en 1910, y el Hotel del Duque en plena sierra, que fue sucursal del anterior y desde 1950 cumple la función de seminario de verano de la Archidiócesis de Granada.

- El Duque de Santoña: Juan Manuel Mitjans y Manzanedo era nieto de Don Juan Manuel Manzanedo y González quien fue uno más de los muchos indianos que procediendo de una familia humilde, lograron amasar una cuantiosa fortuna en América, en este caso en Cuba, de más de 50 millones de reales de la época. El año anterior de 1906 había casado, ya viudo, con doña Eugenia Sol Fitz-James Stuart y Falcó (1880-1962), condesa de Teba.

- El Conde de Valdelagrana: Francisco de Paula Losada y de las Rivas se casó con María del Carmen Constantinopla Fernández de Córdoba y Pérez de Barradas, hija del Duque de Medinaceli. Era senador por la provincia de Madrid y poseedor del famoso coto de Santa Cruz de Múdela en donde solía organizar allí anualmente magníficas cacerías.

- El Conde de San Román: Baltasar de Losada y Torres, diputado en cortes por Orense y senador, accedió en 1903 a los puestos de primer montero y después caballerizo mayor del rey Alfonso XIII puestos que desempeñó hasta la llegada en abril de 1931 de la Segunda República Española.

2) Aunque no se cita su nombre, atendiendo a la fecha, se refiere el artículo al rey Alfonso XIII.

3) Aunque tampoco se cita su nombre, supongo que el articulista se refiere a Carlos de Borbón y Borbón que se había casado el 14 de febrero de 1901, en el Palacio Real de Madrid, con la infanta María de las Mercedes, hermana mayor de Alfonso XIII de España.

4) Si echamos mano de una hoja de cálculo y sumamos las piezas del tablero de recuento nos salen 945 piezas, sumando las 147 cobradas por S. A. El Infante D. Carlos y las 14 cobradas por los guardas, nos quedan que al rey Alfonso XII le cobraron 556 piezas de las cuales 343 serían conejos, 158 perdices y 55 liebres.

5) Los que hemos participado (como ojeadores, secretarios o cargadores) en algunas cacerías de esta enjundia o categoría, hemos contemplado, en algunas ocasiones, un par de "prácticas" que bien pudieran contribuir a despejar algunas dudas. Al "tirador principal o de mayor importancia" se le suele flanquear por dos buenos tiradores que le "ayuden a abatir la caza" y los avispados (y avisados) cobradores suelen "arramplar" con todos las piezas que encuentran a su paso, pertenezcan o no a su tirador.

6) Estos números de ABC están en concordancia con los que he obtienido a partir de los datos del artículo de "La Correspondencia de España" usando la hoja de cálculo.