Flora y fauna de Malpica de Tajo
El nombre genérico Eliomys proviene de la unión del vocablo griego {eleos, elaino} que significa "vagabundear" y el nombre griego {mys} que significa "ratón". El nombre específico quercinus deriva del latino {quercus, i} y significa "roble".
Al lirón careto podemos definirlo como “un dormilón con antifaz” y es que este pequeño y simpático roedor se caracteriza por la presencia de una franja de pelo de color negro en la zona ocular que, a modo de careta, le cubre parte del rostro y se prolonga tras las orejas, detalle cromático del que toma su nombre común (careto). Si a lo anterior le unimos que este animal entra en largos y profundos sueños de donde también se adopta la conocida expresión del lenguaje popular “dormir más que un lirón”, habremos sintetizado en una pocas palabras al lirón careto. Pero este glírido también se caracteriza anatómica por otra serie de detalles, que no pueden pasarnos desapercibidos, como es su larga cola o rabo, poblada de pelos en forma de pincel en la punta, de la que puede desprenderse en caso de peligro al ser aprendida por algún depredador (anatomía caudal) poniéndose a salvo de este modo. También cuenta el lirón careto con unas orejas bien desarrolladas en las que destaca el pabellón auricular, dispuestas a captar el menor ruido. El lirón careto igualmente está provisto de unas uñas fuertes y potentes, que denotan sus cualidades trepadoras para subir a los árboles, arbustos y muros de piedra en busca de alimento o refugio, donde pasa gran parte de su vida.
Longevidad: Unos tres años, aun cuando excepcionalmente puede llegar a los 7 años de vida.
Dimorfismo sexual: No es manifiesto en al especie. Si bien las hembras cuando están en situación de gestación presentan cuatro pares de mamas de las que carece el macho.
El lirón careto tiene hábitos principalmente nocturnos, aunque también puede ser visto durante el día y aunque podemos localizarlo en una gran amplitud de hábitats, al tratarse de una especie generalista, que habita en casi toda Europa, siente predilección por los Quercus de donde proviene su nombre científico (quercinus). No ocupa la alta montaña. Es fundamental en la etología del lirón careto la presencia de árboles añosos, de roquedos, muros de piedra o viejas construcciones en las que refugiarse, para pasar el letargo propio de la especie, acondicionando un nido con pelo, plumas, líquenes secos, hojas y musgo donde se acomoda en una clásica formando una bola para hibernar. Cuando no encuentra refugios naturales puede ocupar nidos de aves o cajas anidaderas, en las que se acomoda con total descaro ¡curioso okupa!.
Si bien el lirón careto come fundamentalmente alimentos de carácter animal como caracoles, insectos, arácnidos, además de anfibios o incluso otros roedores, poyuelos y huevos, en el otoño y en la época previa a la hibernación se dispara el consumo de frutos otoñales del bosque, fundamentalmente bellotas y hayucos, con cuyo aporte calórico aumenta considerablemente sus reservas energéticas.
Celo: Como en la mayor parte de los roedores, está condicionado por la disponibilidad de alimento aunque también en el caso de este especie por la climatología. Lo normal es que para una sola vez al año en la época estival, aun cuando en climas favorables puede tener 2 o incluso 3 camadas si las condiciones climatológicas lo permiten.
Gestación. La gestación dura de 22 a 28 días, normalmente 25.
Época de parto: El parto suele coincidir con la época estival o final de la primavera.
Parto: De 2 a 8 crías, normalmente 4 ó 5, que pesan al nacer unos 15 ó 20 gramos y que nacen con los ojos cerrados y sin capacidad auditiva. Abre los ojos entre los 15 y 21 días. Cuando nacen los lirones presentan un pelaje grisáceo que va oscureciéndose con la edad del animal, aun cuando el antifaz es apreciable desde los primeros días.
Duración de la lactancia: Las crías son amamantadas durante un período que va de los 40 a los 45 días.
Madurez sexual: Alcanzar la madurez sexual entre los 3 y 6 meses, normalmente a los cinco, momento a partir del cual se produce la disgregación juvenil.
El poco peso del lirón careto hace difícil que se marque sus huellas, si bien es posible encontrar las mismas en sustratos idóneos como lodo, arcilla o barro, destacando la forma longitudinal del lóbulo posterior del talón. Aunque puede prestarse a confusión con la huella de algunas aves (pájaros), en el que la garra posterior puede confundirse con el lóbulo alargado del talón de las patas posteriores del lirón careto. Si bien una y otra se diferencian en que las aves dejan marcado los 3 dedos en la parte anterior de la huella con una abertura de unos 45º, mientras que en el lirón careto se marcan los 4 dedos agrupados y en ocasiones también la cola o rabo, cuando se trata de sustrato muy blando como lodo o barro blando.
De color marrón o negruzco, con una longitud de unos 0,8 a 1,5 cms., en el que uno de los extremos suele terminar en punta, con pequeños retorcimientos y característica presencia de quitina, la cual no es apreciable cuando solo ha comido frutos secos.
Otros rastros: Los frutos secos como almendras o nueces y los restos de frutos del género Quercus (encinas, hayas y robles) son el mejor rastro para detectar la presencia de la especie, aun cuando puede confundirse con los consumidos por otros roedores, por lo que es necesario un atento examen de la cáscara. Así en las almendras es característico de esta especie el fuerte descortezamiento; las bellotas suele comérselas mayoritariamente por los lados; mientras que otros frutos otoñales como los escaramujos (frutos del rosal silvestre) suele consumirlos o mordisquearlos parcialmente por el lateral. Por lo que será la forma de atacar el alimento lo que nos delate la impronta genética del animal que ha dejado los restos de comida. En el examen de las egagrópilas (bolos de desecho alimenticio que regurgitan las aves con los restos indigeribles de lo que han comido, como pelos, plumas, piel, huesos) también puede detectarse la presencia en la misma de resto de lirón careto localizando la mandíbula inferior, la que presenta una característica perforación, tal y como ilustra la imagen, al ser el único roedor que posee esta detalle anatómico
Enemigos naturales: No suelen ser presa de otros animales el lirón careto, aunque puede ser víctima de zorros, ginetas, garduñas o el gato montés, además de rapaces nocturnas y del ratonero en las rapaces diurnas. Cuando están las crías en el nido y en las situaciones de letargo estival (estivación) suele ser presa de las culebras de collar y de escalera, que al localizarlos indefensos o dormidos aprovechan la ocasión para devorarlos.
Curiosidades ecológicas: El lirón careto durante la hibernación entra en un profundo sueño, más prolongado en las zonas más frías, periodo en el que baja la temperatura corporal para adaptarla al entorno, reduce la respiración y los latidos del corazón considerablemente, con el objeto de reducir al mínimo el consumo energético, reducido al imprescindible para mantener la funcionalidad de sus órganos vitales. A lo largo de este período va consumiendo lentamente sus reservas pudiendo perder hasta el 50 % de su peso. En lugares de clima estival muy caluroso y con escasez de alimento por la sequía veraniega también puede entrar en un letargo de menos intensidad que la hibernación conocido como estivación.
Se ha constatado en los últimos tiempos, de modo general, que los lirones caretos eran más abundantes hace unos años que ahora, sin que estén claras las causas de este descenso poblacional. Se ha considerado en algunas hipótesis que se han visto afectados en su capacidad reproductiva por insecticidas y pesticidas que han disminuido la capacidad de fecundación de la especie, muy sensible a los mismos por el papel que desempeña en la cadena trófica, al alimentarse de insectos, caracoles o arácnidos que sufren directamente los efectos de los fitosanitarios. Si bien el lirón careto no suele presentar incidencias sobre otros animales, puede motivar el desplazamiento de poblaciones de pájaros que se ven molestados en sus nidos por el lirón careto.