Flora y fauna de Malpica de Tajo


 

El ciprés (Cupressus sempervirens)

Etimología del Cupressus sempervirens

El nmbre genérico Cupressus es el nombre latino del ciprés que de acuerdo con algunos autores proviene de "Cyprus" (Chipre), de donde es nativo y crece silvestre. El epíteto sempervirens procede del latín y significa "siempre verde"


Cipreses en la ermita

Descripción del Cupressus sempervirens

Altura: entre 25 y 30 metros. Excepcionalmente pueden alcanzar hasta los 35 metros.

Hojas: Se presentan en ramillos con forma de escama entre 2 y 5 milímetros de longitud. Forman un follaje denso de color verde oscuro.

Ramas: finas, más o menos cilíndricas o tetragonales de color verde oscuro mate.

Flores: las masculinas son cilíndricas de tono amarillento entre 3 y 5 milímetros de largo y lanzan el polen entre febrero y marzo. Las femeninas forman conjuntos de pequeñas piñas o conos de color gris verdoso de 2 a 3 cm de diámetro, con 8 a 14 escamas, que al madurar adquieren un aspecto leñoso. La floración se produce en primavera y la maduración se produce en el otoño del año siguiente de la polinización, cerca de 20 meses después.

Semillas: la semilla se encuentra en los conos y poseen una propiedad germinativa muy duradera.

Tronco: recto, pudiendo alcanzar hasta 1 metro de diámetro, aunque excepcionalmente se han encontrado ejemplares de hasta 3 metros en su base. Corteza delgada, más o menos lisa, de color grisáceo en árboles jóvenes que con la edad cambiará a un pardo oscuro y grietas longitudinales.

Raíces: bien desarrolladas. Las secundarias son horizontales, superficiales y alargadas, lo que le permiten anclarse firmemente al suelo.

Madera: de color pardo claro, nudosa, resistente y bastante ligera. No es resinosa, pero exhala un perfume que recuerda a la madera del cedro. Es de muy larga duración, se considera imputrescible y que no existe ningún insecto que lo ataque.

Distribución y hábitat

El ciprés común o del Mediterráneo (Cupressus sempervirens) es un árbol perennifolio de gran longevidad, existiendo ejemplares con más de 1.000 años. En algunas áreas, particularmente de los EE. UU., se conoce con el nombre inexacto de "ciprés italiano"; aunque la especie es muy común en Italia, no es originario de allí.

Se ha cultivado extensamente como árbol ornamental durante milenios lejos de su lugar de origen, principalmente en la región mediterránea central y occidental y en otras áreas similares con veranos calientes y secos, e inviernos suaves y lluviosos, tales como California, el sudoeste de Suráfrica y la zona meridional de Australia). Puede también prosperar con éxito en áreas más frías, con veranos más húmedos, como en las Islas Británicas, Nueva Zelanda y el oeste de Oregón. Dada su simbología funeraria, los cementerios suelen tener los mejores ejemplares, aunque por la estética de su porte, es también empleado en decoración de parques y jardines. Su crecimiento es rápido durante los sesenta u ochenta primeros años, en los que llega a alcanzar de 20 a 30 metros de altura. Soporta tanto los suelos ácidos como los básicos. Aguanta terrenos áridos o compactos y rechaza los suelos muy húmedos o arenosos. Es un árbol que necesita sol, soportando muy bien el calor y la sequía, no así los grandes fríos (temperaturas inferiores a -10 ºC) La mayor parte de su cultivo se realiza mediante el método cultivar a partir de la selección de una copa fastigiata, de ramas erguidas que a menudo no es más que la décima parte de la altura total del árbol. También se reproduce fácilmente por semilla sin requerimientos especiales, aunque de una forma más lenta. Su trasplante es sumamente delicado a partir de los cuatro o cinco años de edad. Actualmente hay cipreses con cancrosis, una enfermedad causada por el hongo Seridium cardinale que puede llegar a matar el árbol.

Historia

El ciprés común fue muy cultivado en el mundo greco-romano, convirtiéndose en un elemento común del jardín mediterráneo. Los griegos lo consideraban como símbolo de la belleza femenina además de como funerario. No está clara la procedencia de su simbología funeraria. Se piensa, dado que es un árbol que siempre está verde y majestuosamente apuntando al cielo, que ayudaba a las almas de los muertos a elevarse en esa dirección. De acuerdo con Teofrasto el ciprés común estaba consagrado a Hades, el dios de la muerte, ya que sus raíces nunca daban nuevos brotes una vez talado el árbol. Horacio indica que los antiguos enterraban a los muertos con una rama de ciprés y envolvían el cuerpo con sus hojas. Por su parte Plinio comenta que una rama de ciprés colgada en la puerta de una casa era un signo fúnebre. En otras zonás el ciprés fue considerado como un símbolo de hospitalidad. En la antigüedad se plantaban a la puerta de una vivienda dos cipreses para indicar a los viajeros que la hospitalidad de la casa les ofrecía comida y cama durante unos días. En la Biblia aparece varias veces el ciprés. En el Templo de Salomón se utilizó su madera junto con la del cedro. Incluso se ha comentado que el arca de Noé fue construida con esta madera. El monasterio de Santo Toribio de Liébana es principalmente conocido por albergar el Lignum Crucis, un fragmento que se dice perteneció a la Cruz de Cristo. La Iglesia lo admite como auténtico y ciertos estudios científicos han dado como resultado que la madera es de ciprés y que su antigüedad podría ser de unos 2.000 años A lo largo de la historia aparece la madera de ciprés en la construcción naval. Alejandro Magno empleó ciprés de Chipre y Fenicia para construir la flota de Eúfrates. Durante el imperio Otomano se destruyeron gran parte de los bosques de cipreses de Anatolia y el norte de África por el uso masivo de su madera en la construcción y renovación de las flotas. Respecto a la característica de la durabilidad de la madera de ciprés, se suele citar que una de las puertas de Constantinopla, que fue colocada en el reinado de Constantino el Grande, se hallaba en perfectas condiciones mil años después. Por otro lado, las puertas de la Basílica de San Pedro en el Vaticano son de este árbol y transcurridos mil doscientos años, siguen sin mostrar signos visibles de deterioro. Se dice que algunos de los cipreses que pueden encontrarse en los jardines de los baños termales del emperador Diocleciano en Roma, fueron plantados por el propio Miguel Ángel. Actualmente, el porte de estos árboles es una firma característica de los paisajes mediterráneos de pueblos y ciudades.

Rama de ciprés

Usos del Cupressus sempervirens

La madera del ciprés común se utiliza en ebanistería fina, carpintería, construcción y escultura. Dada su resistencia a la humedad, desde antiguo se ha utilizado en la industria naval, como ya se ha comentado, así como en aquellos trabajos expuestos a la humedad o al agua. También se utiliza para la construcción de guitarras. En zonas de fuertes vientos se suelen plantar, en su variedad priramidal, para proteger los cultivos. Sin embargo, la densa sombra que ofrecen y el empobrecimiento del terreno que ocasionan, perjudican los mencionados cultivos que se tratan de proteger. En medicina, sus hojas y conos, se utilizan para el tratamiento de las varices, úlceras varicosas, hemorroides y problemas de próstata. Es astringente, expectorante, diurético, vasoconstrictor, sudorífico y febrífugo.

Otros nombres comunes, vernáculos o vulgares del Cupressus sempervirens

Acipré, aciprés, alcipreste, alciprés, alsiprés, ancipreste, arcipreste, arciprés, arizónica, arsiprés, bolas (gálbulas), calaveras (gálbulas), ciprese, cipreste, ciprés común, ciprés de Levante, ciprés hembra, ciprés macho, gálbula, macarotes (gálbulas), nuez de ciprés, pelotas (gálbulas), pino aciprés, pino ciprés, pino de cementerio, pino vela (ecuador), piña de ciprés, y árbol del cementerio.