Pregón de Aurora de Pablos Sanz en la fiesta de la Nieves de Malpica de Tajo (2009)
Es la mejor noticia que como malpiqueña podría dar: están a punto de comenzar las fiestas de las Nieves. Porque pregonar es comunicar, dar cuenta de algo, informar -en definitiva- de asuntos importantes o de interés para todos. Así que, como os podéis imaginar, esta misión que hoy me han encomendado, no me resulta del todo extraña.
Mi trabajo en los informativos de la televisión de Castilla-La Mancha es muy similar. Los periodistas NO somos otra cosa que pregoneros de la información….Si bien es cierto que nuestra tarea es algo más complicada que anunciar los horarios del regadío, las excursiones de los pensionistas o el ya clásico pero no por ello menos temido (lo siento alcalde) se va a cortar el agua por avería.
Pero lo cierto es que, con más frecuencia de la que todos desearíamos, las noticias de los telediarios, provocan la misma sensación que cuando abres el grifo y no sale ni gota. O sea, mala. Y aún puede ir a peor si no has oído lo que han “pregonao” y no has cogido agua ni para el baño. Eso, en el barrio donde yo vivo, es muy frecuente.
Por desgracia, los informativos están llenos de grifos secos: conflictos bélicos, pobreza, hambre, cambio climático…. y tantas otras injusticias que están ahí mismo, como el terrorismo, el desempleo, la violencia de género o el drama de la inmigración ilegal.
Si NO nos cortaran el agua para arreglar la avería, al final, todo el caudal se derramaría por el camino. Pues con las malas noticias pasa lo mismo: por mucho que duela verlas a la hora de la comida hay que darlas, porque más doloroso sería silenciarlas…La denuncia es la mejor arma de los medios de comunicación. Siempre nos queda la esperanza de mover conciencias.
El periodismo es una actividad trepidante y enriquecedora… pero también estresante en la medida en que te obliga a vivir la jornada minuto a minuto. Una noticia de última hora pone patas arriba un telediario…un día sí, y otro también. Pero eso es, precisamente, lo atractivo de este trabajo, porque te hace sentir vivo. Tras 16 años en la profesión, me sigue pareciendo tan vibrante como el primer día.
A mí, la afición por esto de contar cosas me llegó de forma temprana. Cuando tenía nueve o diez años, nos encargaron en la escuela un trabajo sobre la Guerra Civil. Mi madre, con muy buen criterio, me aconsejó que fuera hablar con el tío Paco Zapatilla, que entonces ostentaba la Alcaldía.
Con el paso de los años, he llegado a la conclusión de que aquella fue mi primera entrevista. No recuerdo muy bien de qué hablamos, pero sí su ternura e infinita paciencia. Era, con el permiso de los filósofos clásicos, un hombre bueno por naturaleza.
Mi reconocimiento a su figura, ahora que se han cumplido 30 años de los primeros ayuntamientos democráticos.
Después de la del tío Zapatilla, y estando ya de prácticas en un diario de Talavera, vinieron otras entrevistas a más malpiqueños, como el tío Santiago “Balino”, el tío Tostón o la tía Anastasia. No me defraudaron, más bien al contrario. Me demostraron lo orgullosos que se sentían de ser de Malpica, y esa es, sin duda, la mejor actitud que un vecino puede tener hacia su pueblo.
Llevo varios años viviendo en Toledo….y sí, mucha monumentalidad y mucho Corpus, pero como la emoción y la devoción que siento por las fiestas de San Sebastián o las de las Nieves, nada de nada. Con todo el respeto que ello merece, no cambio la Catedral Primada ni por el reflejo impresionista que el río devuelve del castillo nada más empezar el día, o el espectáculo de color que se divisa desde la cuesta del Corral Chico cuando bajas al arroyo en primavera… Son esas nimiedades que engrandecen la vida. Por eso, aunque viva en la capital, yo quiero seguir siendo de pueblo. Es un privilegio tener uno y venir siempre que se pueda. Y en mi caso, se puede siempre.
Dice el refranero que uno NO es de donde nace, si no de donde pace. Y no estoy de acuerdo. Por eso, a mis hijas les digo que si alguien les pregunta de dónde son, que digan que son de Malpica, lo que ocurre es que nos vamos a pasar la semana a Toledo. Ya se las nota. El otro día le decía una a la otra “que te vas a dar en la cabeza muchaaaaacha”…
Este verano se ha puesto de moda entre la gente menuda el parque que hay junto a la residencia de los mayores. Allí cada noche se reúnen decenas de niños. Por cierto alcalde, los chavales lo llaman el “parque de los abuelos”. Te propongo que hagas oficial el nombre, en reconocimiento a la labor tan importante que hacen con los nietos. ¡Qué seríamos sin ellos las madres trabajadoras¡ Como os decía, en ese parque un grupo de madres se ha propuesto recuperar juegos tradicionales. Lo de menos es la comba o la goma.
Lo que cuenta son esos ratos de convivencia y de vida hacia fuera, porque nos unen más como colectivo y afianzan la personalidad del pueblo. Esos detalles son los que hay que potenciar para conservar nuestra ruralidad.
Además, para no dejar de ser lo que somos como municipio, y a modo de autocrítica, deberíamos aunar esfuerzos para mantener el legado histórico, cultural y natural que nos dejaron nuestros antepasados. Muchas cosas se han recuperado con gran acierto, pero otras siguen pendientes.
Levanta ampollas ver las cunetas de nuestros caminos y nuestros ríos Tajo, Pusa y Cedena convertidos en estercoleros, la poca conciencia que hay de reciclaje, o cómo poco a poco se van tirando todas las casas antiguas del pueblo. Esas cuestiones, también hay que vigilarlas. Un municipio moderno sí, pero que sepa preservar su patrimonio y aquello que con el paso del tiempo le ha conferido una personalidad única e irrepetible. Defendamos nuestras señas de identidad…, no ya por nosotros, si no por nuestros hijos. Las generaciones futuras nos lo agradecerán.
Y ahora sólo me queda pediros que estos días inundéis las calles con vuestra presencia y disfrutéis al máximo de las fiestas. Yo desde luego, pienso hacerlo.