Pregón de Alfredo Ahijado Coronado en la fiesta de la Nieves de Malpica de Tajo (2002)
¡Se hace sabeeer¡...
Con estas palabras comenzaban los tradicionales pregones, que con buena voluntad, “el pregonero” trataba de dar a conocer a las gentes de Malpica algún acontecimiento extraordinario, digno de conocer por la mayor parte de los ciudadanos.
Con estas palabras quisiera comenzar, primero recordando lo que fue mi niñez y mi juventud. niñez de estudios y juegos; esos juegos sencillos muchos de ellos llevados a cabo con materiales primarios, y que éramos capaces de pasar una tarde completa, así: con un trozo de palo y sacándole punta conveniente mente jugábamos al mocho y no solo nos entretenía sino que además hacíamos deporte; con unos cartuchos vacíos éramos capaces de pasar la tarde dándoles palos e intentando sacarles fuera de un circulo; al burro, a la taba, en fin un gran numero de juegos y todos ellos siempre en la calle y siempre con muchos amigos, en confrontación con lo que creo que ocurre hoy: juegos más individualizados, con ordenador y consolas. Pero no seré yo el que diga cual es lo mejor o peor, lo que si es cierto es mis recuerdos de esa infancia me hacen mirar hacia atrás con cierta añoranza y acordarme de todos esos amigos.
En segundo lugar quisiera compartir con vosotros mi experiencia que con ocasión de los meses que he pasado como miembro de una misión de paz y ayuda humanitaria en Bosnia i Herzegovina, he experimentado.
Cuando uno sale de casa para un largo periodo de tiempo a una tierra lejana y con un cometido tan amplio y tan incierto; lo primero que uno piensa es en la familia: el más mínimo problema y no podrías hacer nada, te preguntas ¿cómo podrán resolver las innumerables trabas de esta sociedad?, en fin todos esos pensamientos que creo que a todos se nos presentarían. Y en segundo lugar o tienes muy claro que a lo que vas es algo grande e importante para las gentes que te están esperando con los brazos abiertos o terminas por renunciar al poco tiempo.
Pues bien cuando llegas a un sitio como Bosnia, que ha pasado una guerra de las llamadas modernas, que las gentes, todos: hombres mujeres y niños han sufrido una guerra tan cruel, en la que he tenido ocasión por ejemplo de hablar con una chica de unos 18 años a la que la faltaban todos los dientes por una paliza y posterior violación, cuando te cuentan mil historias de mujeres maltratadas y asesinados sus maridos, cuando lo único que tienen en esos momentos es tu ayuda: ayuda que puede consistir en algo de comida (comida que cuando no se tiene nada que llevarse a la boca, cualquier cosa es agradecida como si se tratase del mayor de los manjares); o bien puede consistir en hacerles llegar algo de ropa o también puede consistir en interponerte entre dos contendientes llenos de odio y rencor y tratar de que los ánimos sé apacigüen o vayan pasando los días, haciéndoles comprender que esa violencia no tiene termino sino que por si sola vuelve a generar mas odio y mas venganzas. Ayudas que se manifiestan también construyendo sus casas voladas e incendiadas, muchas de ellas por sus propios vecinos, con las bombonas de butano que en ellas había.
En fin un montón de horrores más que os podéis imaginar y os quedareis cortos, y que quizás los mas mayores recuerden y sepan mas o menos de lo que estoy hablando.
No quisiera extenderme más, pues lo más importante, creo de todo esto, es que nosotros lleguemos a la convicción de que el mundo se mueve y avanza a un ritmo vertiginoso, que toda nuestra estabilidad solo pende de un hilo muy fino y que cualquier atentado más o menos grande (como lo ocurrido con las torres gemelas), puede ser el detonante de un gran sufrimiento humano; creamos en las personas, ya que nos diferenciamos de los animales en nuestro don del dialogo, de la comprensión, de la paciencia y de una gran cantidad de virtudes que han de ponerse en funcionamiento y llevarse acabo en todos nuestros actos y en todos los foros de trabajo.
Para terminar y dar comienzo a estas fiestas, que todos os merecéis quisiera alzar la voz para pedir dos vivas:
uno para la Virgen de las Nieves “viva la Virgen de las Nieves” y otro por las gentes de este gran pueblo:“viva Malpica”.