El sitio histórico de Melque
Orígenes y algo de historia
El conjunto arqueológico-histórico de Melque (declarado Bien de Interés Cultural con la categoría de Sitio Histórico) se encuentra en el término de San Martín de Montalbán, a unos 40 km de Malpica de Tajo, en las cercanías de los Montes de Toledo, en las proximidades del parque natural de Cabañeros, y limítrofe con el cruce de dos antiguas calzadas romanas, la de Ávila- Cordoba y la de Tarragona-Mérida.
Se piensa que en sus orígenes1) fue un asentamiento (quinta o villa) romano (con sus presas y molinos de agua) fundado en las vaguadas de la confluencia del arroyo Ripas y el río Torcón.
En época visigoda (a lo largo de los siglos VII u VIII) aprovechando la estructura romana, se construyó un monasterio y en el interior de un conjunto monástico se construyó la iglesia (único monumento de esta época que ha llegado completo hasta nuestros días en España) que se dedico a la advocación de Santa María (es probable que originalmente se concibiese como mausoleo o lugar de enterramiento de un alto personaje visigodo ya que se conserva un gran arcosolio en el fondo del brazo sur del crucero) y que posiblemente estaba inconclusa a la llegada de la invasión árabe.
Con la entrada de los árabes en la península (711) el reino visigodo se desmoronó y el monasterio pasó a ser un núcleo urbano de una comunidad mozárabe, que lo abandonó posteriormente migrando hacia el norte por causa del empuje árabe; después de ser incendiado por los árabes y tras sufrir un periodo de abandono fue lentamente repoblado siendo usado el monasterio como alquería y poco a poco los nuevos pobladores rebasaron la antigua cerca monástica surgiendo así un pequeño poblado en lo que fue un monasterio visigodo siendo usada la iglesia como fortificación defensiva y de control de la calzada de Toledo a Córdoba, en esta época se añadió al cimborrio la torre cuadrada con función defensiva.
Cuando el rey Alfonso VI reconquista Toledo (1085) se reinstauró su función religiosa sin perder su función militar y su valor estratégico propició la construcción de una pequeña muralla, dotada de su correspondiente foso en torno al templo, que ocasionó la demolición de las construcciones islámicas adosadas a la iglesia y la recuperación del nivel de suelo original. En el perímetro se cavaron las fosas de un nuevo cementerio, caracterizado por la presencia de tumbas antropomorfas, que aún rodean al templo. Esta muralla se reforzó en un momento posterior para defensa de los incursiones de almorávides y almohades. Su defensa fue encomendada sucivamente a diferentes órdenes monásticas hasta que fue cedida (1130) por Alfonso VI a los Templarios.
En la Baja Edad Media, en el reinado de Fernando IV, y después de la supresión y consiguiente pérdida de las propiedades del Temple, el lugar pasó a ser propiedad de la nobleza. La situación cambió con el imaparble auge del cercano castillo de Montalbán lo que disminuyó su población y significó el final de su crecimiento.
Posteriormente (1148) se menciona la iglesia en la bula del papa Eugenio III, en las Relaciones topográficas de Felipe II (1575) y en las Descripciones del cardenal Lorenzana (1784), ya con el nombre actual de Melque y con las funciones propias de una ermita a la acuden en romería los vecinos de La Puebla de Montalbán.
A lo largo de la Baja Edad Media y posteriormente en época moderna, el lugar siguió en poder de las diferentes casas nobiliarias que detentaron la propiedad el Señorío de Montalbán. En el siglo XIV perteneció a doña Beatriz, hija de Pedro I el Cruel. En el siglo XV pasó a ser propiedad de don Álvaro de Luna, condestable de Castilla, para años después pasar a pertenecer a los duques de Uceda y de Frías. En todos estos siglos se mantuvo el culto en el templo convertido ya en ermita. El mantenimiento del culto posibilitó la celebración de romerías que necesitaron la construcción de un gran porche en la fachada oeste, destinado al alojamiento provisional de romeros y visitantes.
En el año 1844 la finca de Melque fue vendida a particulares por el duque de Frías y Uceda. En esas mismas fechas la iglesia sufrió la desamortización de Mendizábal y dejó de tener actividad religiosa. Desde entonces el antiguo edificio fue utilizado como dependencia para el conjunto de casas labriegas que se construyeron en sus alrededores. En ese periodo el inmueble se aprovechó como cantera y desaparecieron varias estructuras, como la muralla, la esquina de la torre y la capilla delantera. El conjunto de construcciones del monastrio fueron utilizadas hasta bien entrado el siglo XIX como casa de labranza, establos y pajares algo que debió ser habitual en aquella época en que este tipo de yacimientos se consideran solo restos antiguos y piedras viejas ya que también el yacimiento de las Tamujas en el término de nuestro pueblo fue usado después de la guerra como pocilgas.
Don Jerónimo López de Ayala, conde de Cedillo y Manuel Gómez Moreno, fueron quienes, a principios del siglo XX, fueron conscientes del valor de este antiguo conjunto monástico, publicando sus primeros estudios y permitiendo que se recuperase y valorase como construcción histórico artística de importancia.
La Diputación Provincial de Toledo adquirió el complejo y lo restauró (1968), rehabilitando la iglesia y también los edificios anejos donde se instaló el Centro de Interpretación de Santa María de Melque y el mundo visigótico. Los arquitectos González Valcárcel, José Menéndez Pidal, Manuel Cuadrado, Pablo LaTorre y Manuel Santolaya realizaron los trabajos de restauración de las estructuras y las continuaron después el equipo técnico de la Diputación provincial de Toledo; las intervenciones arqueológicas para documentar el conjunto histórico se llevaron a cabo, en su mayor parte, por el equipo encabezado por Luis Caballero Zoreda.
Es lógico, y deseable, suponer que, algún día, en un futuro no muy lejano, se continúe trabajando en la recuperación de la quinta romana, las presas, la muralla o cerca, el poblado visigótico y el resto de probables yacimientos que permanecen enterrados esperando ser rescatados y expuestos a la luz del conocimiento y disfrute público.
La iglesia de Santa María
Edificada (en sillería con gruesos e irregulares bloques de granito ensamblados) en los siglos VII y VIII (posiblemente como mausoleo o lugar de enterramiento de un alto personaje visigodo, ya que se conserva un gran arcosolio en el fondo del brazo sur del crucero) aún estaba sin términar cuando la conquistarón los árabes, aunque una comunidad mozárabe continuo habitando el monaterio en que se construyó la iglesia, la abandonaron en el siglo IX, a causa del empuje árrabe que la incendiaron alrededor del 930 y reconvirtieron la iglesia en fortaleza defensiva. Con la toma de Toledo (1085) por Alfonso VI, la construcción retomó su función de centro religioso cristiano. Alfonso VIII donó este sitio a la Orden del Temple. Tras su supresión de la orden, en 1309, la propiedad del lugar pasa de mano en mano a distintos nobles. Tras la desamortización de Mendizábal cesó el culto en la iglesia y pasó a utilizarse como labraza de la finca.
La planta cruciforme, en cruz griega con brazos desiguales, con un ábside central en planta de herradura cubierta de bóveda en un cuarto de esfera; los dos habitáculos, absidiolos, cuadrados laterales (Diaconium y Prothesis) fueron añadidos más tarde. Se conservan íntegras sus distintas naves, algunas capillas laterales y una sala dotada de arcos de herradura muy pronunciados. Se conserva también un nicho probablemente del fundador del mausoleo. Lo que fue torre defensiva, añadida como hemos dicho con posterioridad, arranca sobre el cimborrio del crucero (que tiene bóveda de aristas divergentes y cuatro ventanas circulares) estaba compuesta de dos cuerpos separados por una imposta y se accedía a ella por una escalera exterior que posiblemente partiera del posible atrio.
Los arcos centrales que soportan el cimborrio 2), prolongados hasta la mitad del radio, se apoyan sobre pilastras semicirculares en los ángulos de los muros que terminan en sillares con forma exterior de semicilindro. Las bóvedas de las naves son de cañón sobrealzado, en bloques de granito «a la romana» y comienzan a partir de un friso en forma de moldura que recorre todo el interior de la iglesia, a la altura del comienzo de los arcos.
El presbiterio, situado entre el crucero y el ábside, comunica en su lado norte con la capilla y por el sur se abre una puerta adintelada al exterior. Ambas puertas mantienen el rastro de lo que fueron arcos de herradura, ya que las dovelas se mantienen en los muros. La cubierta es de bóveda de de cañon peraltado que nace de una imposta estriada.
El ábside, en planta de herradura, se cubre, como hemos citado, con una boveda de piedra de un cuarto de esfera, que parte de una imposta perimetral estriada, desde la que también abre el arco de herradura de la ventana central, alargado en tres cuartos del radio (mozárabe) y al que se accede por un arco de herradura, alargado un tercio del radio, ligeramente más estrecho, que precomunica con el presbiterio.
El ábside norte, sala añadida posteriormente, de planta rectángular, tiene un acceso desde el crucero mediante un vano con arco de herradura, que forma una especie bóveda de cañon -también de herradura- sobre este pasillo de casi 3 m de longitud. En el centro del mismo se situa una columna de un metro de altura, supuesto pie de un altar. Al final de este pasillo, un murete de dos hiladas de piedra lo separan de la sala. Desde el anteábside hay otra puerta de acceso, adintelada, bajo un arco de herradura cegado, similar al situado enfrente, que daba acceso a la sala desaparecida, ya comentado. Por último, en su muro este se abre una puerta adintelada al exterior
La nave central a la que se accede por la puerta principal, tiene bóveda de cañon peraltada que, como en toda la iglesia, se apoya en una imposta labrada con estrías longitudinales. En su muro norte se abre una ventana.
En una fase posterior se añadió, en la parte oeste, una habitación rectangular con una serie de nichos que posiblemente constituyeran el osario del monaterio en donde se almacenaban los restos humanos una vez descarnados.
La iluminción interior se logra mediante ventanas con arcos de herradura semicerrada.
La puerta de entrada 3) a la Iglesia está situada al oeste y es un hueco adintelado descargado por un arco ultrasemicircular (tapiado con mampuesto) que estaba precedida de un pórtico que no se conserva.
Una moldura o cornisa estriada de granito debajo del alero, y en las impostas algunos de los arcos de herradura, constituye la única decoración externa junto con los frontones triangulares.
Una moldura estriada, como en el exterior, decora junto con los frisos el interior y queda algún resto (en el arco toral del sur) de los estucos con motivos clásicos y el visigodo de la flor de lis y rosetas.
El pavimento original esta realizado con la técnica conocida como "opus signinum" y, para su protección, se recubrió con un pavimento de madera sobre el que se pisa hoy en día.
Las puertas son de madera, forradas de chapa de acero envejecido.
Las naves se cubren con tejado, de teja, a dos aguas.
En las excavaciones de la iglesia en el nivel de cimentación de muros y suelos que corresponde al momento de construcción aparecieron elementos escultóricos, consistentes en fragmentos de barroteras, placas de cancel y un pie de altar, consideradas de época visigoda
Modelo en 3D de la iglesia de Santa María de Melque
En esta dirección puede verse un modelo en 3D confeccionado por la empresa Global Digital Heritage de la iglesia. Está relizado en Sketchfab por lo que necesitarás una alta velocidad de procesado de datos si quieres visualizarlo medio bien.
El centro de interpretación
Su función es la exposición y explicación, a los visitantes, de la historia, el proceso de investigación y la evolución del Sitio Histórico de Melque desarrollado durante los últimos treinta años y creado para dar a conocer el conjunto monástico más antiguo que se conserva en la Península Ibérica, que lo conformaban un recinto amurallado, las viviendas que ocuparon los monjes, varias antiguas presas, posiblemente de origen romano, y la iglesia de Santa María de Melque. En la primera sala se explica la ubicación geográfica y cultural del monumento, y en la segunda el origen del cristianismo y las características de las iglesias de época visigoda y mozárabe.
Información
Entrada gratuita.
Abierto todo el año excepto los días 24, 25 y 31 de diciembre, y 1 y 6 de enero.
De abril a octubre: de martes a domingo, de 11:00 a 20:00 h y de noviembre a marzo: de martes a domingo, de 9:00 a 18:00 h. Lunes cerrado.
Tfnos. contacto: Yacimiento 925 78 98 42, Centro Cultural San Clemente 925 28 77 95
Acceso a la guía de viaje de Melque
Lugares de interés en los alrededores
Iglesia de San Andrés Apóstol en San Martín de Montalbán.
Iglesia parroquial de Santa María Magdalena de Menasalbas.
Necrópolis de El Carpio de Tajo.
Yacimiento arqueológico "Las Tamujas" en Malpica de Tajo.
1) Gómez Moreno y V. Lampérez, lo consideran mozárabe datándolo a finales del S.IX o principios del X. B.Torviso, Yarza y L.Caballero Zoreda lo sitúan en la época visigoda a finales del S.VII. Espinosa, lo clasifica como protomozárabe, del S.IX. En sus últimos estudios, y tras las excavaciones más recientes, L.Caballero Zoreda la reclasifica como construcción del incio del mozárabe. Anecdótico, una broma (de mal gusto) de alguno de los restauradores o, en el peor de los casos, un burdo intento de manipulación, constituye la fecha escrita (año 634) que puede contemplarse (a duras penas) en uno de los bloques de granito cercano a la ventana del sudoeste ya que la letra ñ se comenzó a usar en España en el siglo XII, hasta el siglo XIII no se hizo oficial su uso y no fue incluída en la Gramática Española, de Nebrija, hasta 1492, pero es que además, la cifras arábigas no se comenzaron a usar (entre los comerciantes) hasta bien entrado el siglo XVIII. >>
2) A los cuatro costados del cimborrio se aprecian pequeñas oquedades, casi circulares, que daban luz al interior. Por encima de ellos discurre un friso estriado a modo de cornisa, perimetral, como el de las fachadas de las naves, sobre el cual descansaba la cubierta original de teja, hoy perdida >>
3) Existen otras puertas, las que originalmente daban acceso a la capilla sur, hoy desaparecida. Una comunica con el brazo del crucero, bajo un gran arco de herradura con dovelas irregulares que descansan sobre impostas estriadas y la otra puerta está adintelada, pero se adivinan, como en la fachada de entrada, las dovelas del antiguo arco de herradura. En la capilla o ábside norte, en su muro este, también existe una puerta adintelada al exterior. >>