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Memoria visual. Calles de Malpica de Tajo - 4

Calles
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Calle de Malpica de Tajo

Esta calle se llamaba así pues en ella se cobraba ese impuesto, que no eran 1/3 (0,33) sino 2/9 (0,22) de los diezmos eclesiásticos(7), en la casa solariega de los Poldos que fue de los marqueses de Montalbo (hermano del de Malpica), a partir de que en 1599 el I marqués de Malpica Pedro Barroso de Rivera comprase a la corona, Felipe III, los derechos de cobro de las Tercias Reales de carderos en Valdepusa.. Hubo un tiempo, hace ya más de medio siglo, en que esta calle formaba parte de la zona del pueblo de Malpica de Tajo conocida como "las Cuatro Calles", que fue el centro neurálgico de la incipiente actividad comercial del pueblo y hasta una década antes también había sido el centro de reunión de los jóvenes de la localidad.

En esta calle estaba la panadería de Poldo y al final, cruce con la calle Real, el mesón (que antes, cuando era propiedad del marqués, fue posada, o viceversa) de Santiago Pavón y más tarde Eugenio Cerdeira, “Piedra”, puso un molino de grano "con maquinaria moderna".


(7) Los reyes castellanos repoblaban las tierras que iban conquistando a los musulmanes concediendo privilegios a señores de grandes familias que les habían apoyado o a campesinos que deseaban asentarse en ellas. Al tiempo mandaban que, para mantener al clero y los cultos religiosos, sus habitantes habían de pagar a las parroquias la décima parte de lo que se vendiese en ese territorio. Tras el IV concilio de Letrán (1212 a 1215) el papa Inocencio III, ordenó y legisló que ese impuesto debía generalizarse a todas las tierras cristianas. No transcurrió mucho tiempo para que los reyes castellanos se percatasen que las arcas de la iglesia y los curas engordaban pero las suyas estaban escuálidas y demandaron una parte del pastel. Fernando III El Santo solicitó en 1219 al papa Honorio III los 2/9 de los diezmos eclesiásticos (Las tercias) alegando que necesitaba, transitoria y excepcionalmente, el dinero para la conquista de Sevilla, posteriormente este impuesto se fue prorrogando en el tiempo y tras la conquista de Granada, los reyes Católicos, solicitaron en 1494, a su paisano Alejandro VI (Ricardo de Borgia) que ese impuesto se convirtiese en permanente y así se siguió cobrando hasta su abolición en 1837, aunque con el pretexto de costear la guerra carlista se siguió cobrando hasta 1841 en que se sustituyó por el Impuesto del Culto y Clero. Cuando las arcas reales comenzaron a menguar por el coste de los conflictos bélicos en que la corona española se embarcó y los reyes necesitaron dinero inmediato (¿cuándo no necesitan dinero los reyes?) se vendían los derechos de las Tercias Reales a quienes deseasen adquirirlos, así llegaron esos derechos al I marqués de Malpica Pedro Barroso de Ribera en 1599. >>