Múltiples (y desvastadores) fueron los efectos de las tormentas con que se despidió el pasado mes de agosto en el término municipal de Malpica de Tajo (y en pueblos vecinos). Las tormentas veraniegas desencadenadas los dos últimos días del mes de agosto de 2015, el agua inundaron calles y sótanos, el granizo, las gruesas gotas de lluvia y el viento varearon frutos y cultivos, desprendieron cales y pinturas de las paredes de las casas, pero el efecto más increíble fue la desvastación causada por la del lunes en, entre otros, los quintos de Tapias, Ochavo y Corralchico, en donde arrancó, de raíz, encinas milenarias. En las dos parcelas colindantes con la labranza de Ochavo, he contado, una docena de encinas derribadas y hay quien asegura haber constatado que son alrededor de 300 las encinas abatidas o desmanteladas por la fuerza del viento, posiblemente de un tornado que arrasaba todo cuanto encontraba a su paso. Tal vez así contado pueda parecer incleíble, afortunadamente contamos con la fotografía para dejar constancia visual de las consecuencias de esa tormenta sobre el encinar de algunas de las parcelas de los citados quintos malpiqueños.
