Pregón de las fiestas de Ntra. Sra. de las Nieves (Malpica de Tajo)

Pregón de Dña. Pilar Illescas García en la fiesta de la Nieves de Malpica de Tajo (2005)

Pregonero de la fiesta de las Nieves 2005

Señor Diputado Provincial
Alcaldes y concejales de los pueblos vecinos que nos acompañan.
Señor Alcalde, señoras y señores Concejales, vecinos de Malpica, visitantes, mis queridos amigos todos,... buenas noches.

Quiero que mis primeras palabras sean de agradecimiento a toda la Corporación Municipal, por el detalle y la distinción que han tenido conmigo, al haberme hecho merecedora de este gran honor, honor que supone el ser la portadora de la antorcha que marca el inicio de las fiestas de agosto, fiestas en honor de Nuestra Señora la Virgen de las Nieves.

Permitidme que antes de nada me dirija a mis alumnos, a mis chicos, a los que veo juguetear por la plaza, no vayan a pensar que ya está aquí la pesada de todos los días con las clases de lenguaje. Hoy estamos de vacaciones y, por si eso fuera poco, también de fiesta. Así que, chicos, tranquilos, que hoy no hay clase ni deberes, los deberes de estos días son pasárnoslo bien, pero eso sí, sin hacer faenas.

Decía, que era un honor para mí estar hoy aquí con vosotros, pero quiero entender, no obstante, que cuando nuestro alcalde me invitó a ser la pregonera de las fiestas, se ha querido distinguir en mi persona la labor del Maestro, del maestro con mayúsculas, del maestro como la persona que educa y promueve la cultura, cultura que se hace patente en las costumbres y fiestas de cada lugar.

Y es esa labor de maestra la que me trajo a vuestro pueblo, va a hacer aho-ra treinta años, ¡Dios mío, da vértigo pensarlo!, cuando ligera de equipaje, embara-zada de mi primera hija, demasiada juventud y, sobre todo, mucha ilusión, ocupé una de las casas de la calle Escuelas, pegada entonces al campo de fútbol y que, en aquel tiempo, era el límite del pueblo por esa zona. Desde entonces, a lo largo de todos estos años que, como maestra, llevo entre vosotros, he pretendido ser una persona entregada a mi profesión, cercana a todos, estar ahí donde me necesitabais, acompañaros en las alegrías y en las tristezas, en los momentos buenos y en los menos buenos. Espero que así lo hayáis sentido.

A cambio he recibido vuestro cariño y apoyo y me lo habéis demostrado en infinidad de ocasiones. Por eso, ahora, ante la invitación de nuestro Alcalde, no podía negarme a subir a este escenario. El estar aquí, con todos vosotros, es un motivo para devolveros un poquito del cariño y comprensión que me habéis dado a lo largo de tantos años como llevamos juntos. Es una ocasión para daros las gracias por todo ello.

No tengo pluma de escritora ni madera de político, que se supone que son los que saben hacer esos pregones tan maravillosos que nos dejan boquiabiertos, pero mis palabras os van dirigidas con el cariño y respeto que os profeso. Mi trabajo, como sabéis, está con los más pequeños, pero que para mí son los más grandes, y mi esfuerzo está encaminado a formar hombres y mujeres de bien.

Ellos son el futuro de nuestro pueblo. Cierto es que es una labor que tarda en dar sus frutos y que solo el paso del tiempo te dice si tu trabajo ha dado el rendimiento deseado. Yo tengo la gran suerte de comprobar como mis primeros alumnos, en este Malpica, hoy son hombres y mujeres, padres y madres de familia, honestos, trabajadores, muchos de ellos con puestos de responsabilidad en nuestra sociedad, y eso me llena de orgullo y me digo: “Pues los maestros, a pesar de todo, no lo hacemos tan mal”. Cierto es que, sin vuestra ayuda como padres, nuestra labor no sería posible. Estamos formando personas, inculcando valores, promoviendo cultura... y eso nos implica a todos, a padres, a maestros y toda la sociedad.

Hemos vivido a lo largo de estos años momentos inolvidables que, estoy se-gura, permanecen en el recuerdo de muchos de vosotros. ¿A que no se os han olvidado aquellos ensayos de las obras de teatro que hacíamos con motivo de la Semana Cultural? ¡Dios mío, qué nervios!. Todos cuidando el más mínimo detalle para que todo saliera lo mejor posible. ¡Y ese miedo a salir a escena!, ¡No me acuerdo de nada!, me decíais algunos. Pero al final todo resultaba aún mejor de lo que esperábamos, y en vuestras caras se reflejaba la alegría y la satisfacción de haber conseguido nuestra meta. Eso era lo importante, ya nos habíamos olvidado de los nervios y de los malos ratos pasados.

Hace ya tiempo, 16 años, que me encargo de la dirección del centro escolar. Soy la Directora. La “Jefa”, como dicen mis compañeros cariñosamente. Es verdad que el ser la directora del centro a veces es tarea dura e ingrata, pero a cambio me permite estar más cerca de todos y favorece que mi relación con las familias, asociaciones del pueblo, con la Junta del Coto Escolar y diferentes instituciones de la localidad sea más estrecha y más personal. Mirando ahora hacia atrás, pienso, que quizás lo más significativo, lo que mejor resume la labor desarrollada durante estos años desde la Escuela, ha sido la apertura del colegio a toda la comunidad educativa. Hoy en día esta colaboración entre profesores, padres e instituciones se manifiesta en la realización de múltiples actividades a lo largo del curso escolar, actividades que tienen su punto culminante en la celebración cada año de una Semana Cultural, motivo de encuentro entre el Colegio y todo el pueblo.

Pero os decía al principio, que son ya treinta los años que llevo con vosotros y, en ese tiempo, he sido testigo de cómo ha cambiado nuestro pueblo. De vez en cuando es bueno recordar nuestro pasado para valorar en que situación nos encontramos ahora.

Hoy tenemos un pueblo moderno, con todo lo que la sociedad actual nos puede ofrecer, un pueblo más habitable. He visto crecer en extensión a Malpica con la creación de nuevos barrios, ¡tiempo hace que el campo de fútbol se trasladó a otro lugar y que las escuelas ya no están en las afueras!, y he contemplado cómo han mejorado los servicios que hacen más fácil la vida de los vecinos.

Así hoy, contamos con un consultorio médico acorde con nuestros tiempos, con una residencia para nuestros mayores, con una biblioteca municipal, en la que no sólo se pueden leer y consultar todo tipo de libros, sino acceder también al mundo entero a través de internet. No puedo olvidarme de la Casa de la Cultura, importante punto de encuentro de los malpiqueños en actividades de todo tipo, no sólo culturales sino también de ocio y esparcimiento; ni del complejo de piscinas y pistas deportivas, que tanto disfrutamos en verano. Nuestras calles están bien asfaltadas y suficientemente iluminadas, contamos con parques y paseos y, recientemente, se ha puesto a disposición de todos un nuevo polideportivo.

Es cierto que a muchos les parecerá poco o piensen que se podía haber avanzado más, pero como observadora de la vida de este pueblo os puedo asegurar que en los años que llevo con vosotros el progreso ha sido considerable. Nuestro pueblo ha pasado de ser un pueblo eminentemente agrícola y ganadero a ser un pueblo que ofrece su mano a la industria, industria aún insuficiente, pero es verdad que contamos con empresas conserveras, importantes bodegas, deshidratadoras de alfalfa, talleres, almazara... todas ellas con necesidad de mano de obra.

Pero la esencia de un pueblo, su alma, la conforman sus gentes, sus veci-nos, sus habitantes. Y si Malpica ha progresado tanto en este tiempo se debe a los malpiqueños, a todos. Estos logros que hoy disfrutamos se los debemos al esfuerzo, al trabajo y a la dedicación de las personas que nos han precedido. No sólo aquellos que desempeñaron algún cargo público, sino también a los que de manera callada y silenciosa han contribuido con su trabajo en hacer de nuestro pueblo un lugar de encuentro, de acogida y de hospitalidad. La fuerza de este pueblo está en sus gentes, en todos vosotros, que sois quienes le hacéis grande. Es cierto que todavía quedan muchas cosas por hacer o mejorar, y para alcanzar nuevas metas, nuevos objetivos, todos somos necesarios, no sobra nadie. El futuro de nuestro pueblo es llevar a cabo nuestras ilusiones y nuestros sueños. Este pueblo será el que nosotros queramos que sea y, para conseguirlo, habremos de sumar nuestros esfuerzos y tendremos que unir, todos, nuestras manos. Nos sentiremos orgullosos de haber dedicado nuestras energías en hacer de nuestro pueblo un pueblo de hoy.

Durante este tiempo en el que he visto crecer al pueblo, también a vosotros, ¡que el tiempo no pasa en balde!, he podido comprobar que, si bien todo cambiaba, algo se ha mantenido a través de las generaciones de malpiqueños, y ese algo es el amor que tenéis por las costumbres y tradiciones de vuestro pueblo, costumbres y tradiciones que conforman vuestra cultura, que os hace ser únicos y que os man-tiene unidos como miembros de una misma comunidad. Los hombres somos seres sociales y la cultura es la argamasa que nos une. Y esas costumbres y tradiciones que tanto preserváis se manifiestan también en vuestras fiestas, ya que las fiestas de los pueblos son una manifestación de su cultura. No olvidemos que las fiestas son un acontecimiento ciudadano, social, que celebramos todos juntos, en grupo. Y si en enero, en pleno invierno, festejáis a San Sebastián, con toda la carga de tradición y de costumbres arraigadas en el tiempo que esa fiesta conlleva, celebramos ahora las fiestas de verano, en honor de nuestra patrona.

En todas las culturas las manifestaciones de alegría se relacionan con el sentido religioso. Nuestro pueblo desde antaño asocia el descanso de las faenas de verano con la devoción a Nuestra Madre la Virgen de las Nieves. Estos sentimientos están dentro de la tradición que pasa de padres a hijos y que se mantiene viva generación tras generación.

La añoranza de las personas mayores quizás les haga recordar cómo se celebraban en el pasado estas fiestas. Me he informado un poco y para ello he acudido a un magnífico reportaje que con motivo de estas fechas publicó, ya hace años, en un periódico comarcal una hija del pueblo, antigua alumna de nuestro centro escolar, y hoy periodista en los informativos de Castilla La Mancha TV, estoy hablando de Aurora de Pablos. En aquel reportaje, los vecinos de más edad nos contaban sus recuerdos de estas fiestas.

Eran tiempos de escasez, decían, y se ahorraba durante todo el año para poder gastar en las fiestas y estrenar traje o al menos vestir de limpio. Como todo era muy costoso muchos salían al campo a matar culebras, ya que el “duque viejo”, el duque de Arión, daba una peseta por cabeza. Como en toda fiesta que se precie se comía un poco mejor, sobre todo aves de corral, “el que las tuviese”, o caza, que por entonces era muy abundante en la zona. Si había medios para ello, en algunas casas se hacían rosquillas y cortadillos, y las tabernas llenaban sus barriles de zarzaparrilla, cerveza y aguardiente.

En aquellos tiempos las fiestas eran más religiosas que otra cosa, pero eso no quitaba que la juventud se divirtiera con la principal atracción de entonces, el baile. Se recibía a los músicos en el puente y se bailaba por la tarde en la plaza hasta que daban la luz, vamos, hasta que se hacía de noche. Después el baile continuaba en el salón, al son del organillo, hasta las 2 ó las 3 de la madrugada. En este pueblo como en muchos otros, las chicas iban al baile acompañadas de sus madres, tías o vecinas y nunca las dejaban solas, para desgracia de los mozos.

Es verdad que todo ha cambiado mucho, pero algo sigue igual, y es que, como ahora, el pueblo se llenaba de gente de los alrededores, gente que venía an-dando hasta Malpica porque, según cuentan los viejos del lugar, “las fiestas eran muy sonadas”.

Son pues éstas unas fiestas que tienen su arraigo y tradición, fiestas que debemos seguir celebrando con la devoción y ganas de disfrute con que lo hicieron muestro mayores. Así que permitidme, sin más preámbulos, que, como pregonera de las mismas, anuncie a todos los vecinos, visitantes y gente de bien que nos acompañan, que hoy cuatro de agosto del año 2005, en la noble y muy leal villa de Malpica, situada en la margen izquierda del río Tajo, villa de gentes honestas y tra-bajadoras, amigas de sus amigos, gente agradecida, que sabe darse y entregarse a sus convecinos, que valora la amistad y sabe mantener sus costumbres y tradiciones, hoy, cuatro de agosto, decía, comienzan en Malpica de Tajo las fiestas populares en honor de Nuestra Señora la Virgen de las Nieves. Fiestas que han de ser un motivo de encuentro, de amistad, de paz, de concordia, de tolerancia, de solidaridad, en las que no está permitido ningún rasgo de violencia, enemistad o discordia.

En estas fiestas se recomienda el divertimento sano y alegre, pero teniendo en cuenta que debemos respetar los derechos de los demás. Es conveniente que seamos precavidos y tengamos cuidado con el consumo de alcohol y otras sustancias que puedan perjudicarnos.

Las fiestas deben significar para todos alegría, regocijo, descanso de nues-tro quehacer diario, encuentro con los nuestros y, además, devoción y culto a Nuestra Señora la Virgen de las Nieves. Por ello, es aconsejable que cada uno saque la alegría que lleva dentro, y se la contagie a familiares, amigos y vecinos. La alegría es la fuerza motriz que transforma la vida de un pueblo.

También es obligado que tengamos un recuerdo para los hijos del pueblo que no han podido acudir para estar con nosotros en estos días tan señalados, decirles que les esperamos en otra ocasión, y para los que ya se han ido para siempre, hacerles llegar, allí donde se encuentren, que siguen viviendo en nuestra memoria, en nuestro corazón, que ellos son parte de nuestro pueblo, de su historia.

Se os pide que, como siempre, pero especialmente en estos días, abramos las puertas de nuestro pueblo a todos los que nos visitan, haciendo gala de esa hospitalidad que nos caracteriza, que sepamos compartir todo lo bueno que tene-mos con las gentes de los pueblos vecinos que acuden a Malpica en estas jornadas festivas. Hagamos que nadie se sienta forastero.

Y como estos días deben ser motivo de alborozo y esparcimiento, a todos vosotros, vecinos de Malpica, se os invita a que os acicaléis y os pongáis las mejores galas, que tan alta ocasión merece, y participéis en cuantas actividades y eventos el Ayuntamiento ha preparado para estas fiestas. La diversión está garantizada.

Malpiqueños, las bombillas de colores iluminan ya nuestras calles, las banderitas adornan las farolas, los niños corretean por la plaza y el “gentío” llena las calles, los globos, la música de las casetas de tiro y atracciones, el soniquete de las tómbolas, el olor a churros y chocolate recién hecho, los coches de choque, el bullicio constante... todo ello nos anuncia que estamos de fiesta en Malpica, fiestas en honor de la Virgen de las Nieves.

¡Que las disfrutemos!

4 – Agosto – 2005